¿Por qué se dice que los gatos negros dan mala suerte?

A lo largo de la historia, se han contado innumerables historias y mitos sobre los gatos, atribuyéndoles poderes de buena o mala suerte. Las supersticiones sobre los gatos negros son de las más populares y varían según la región del mundo. Dependiendo del país en el que vivas, un gato negro puede ser símbolo de fortuna o de desgracia. Lo que está claro es que en muchas culturas los felinos están rodeados de un aura de misterio, a menudo asociados con lo sobrenatural o la brujería.

En el Antiguo Egipto, no existía la creencia de que los gatos negros fueran portadores de mala suerte. De hecho, todos los gatos eran venerados y protegidos por la ley. Hacer daño a un gato era un delito grave que se castigaba con la muerte. Tan importantes eran estos animales que cuando uno de ellos moría, la familia entraba en duelo. Las familias, sin importar su estatus, embalsamaban a sus gatos de manera lujosa, envolviéndolos en finas telas de lino y enterrándolos en criptas de materiales valiosos. Más tarde, los romanos también consideraron sagrados a los gatos y los llevaron consigo a Europa.

Leyendas

La superstición negativa sobre los gatos negros comenzó en Europa durante la Edad Media. Debido a su comportamiento independiente y sigiloso, así como a la gran cantidad de gatos callejeros, pasaron de ser venerados a ser vistos con sospecha. Muchas de las mujeres mayores y solitarias que cuidaban de estos gatos fueron acusadas de brujería durante la caza de brujas, y sus compañeros felinos se vieron afectados por la misma persecución. Se decía incluso que los gatos negros eran brujas transformadas en animales durante la noche.

En Francia, miles de gatos negros fueron sacrificados hasta que el rey Luis XIII puso fin a esta práctica en 1630. Además, se decía que un gato podía robar el aliento de un bebé mientras dormía, una creencia que añadía al temor hacia estos animales.

Sin embargo, no en todos los lugares los gatos negros son vistos como malos augurios. En Inglaterra, cruzarse con uno se considera un signo de buena suerte. También existe la creencia de que cada gato negro tiene un pelo blanco que, si se arranca sin que el gato se enoje, trae fortuna en el amor. En la costa de Yorkshire, las esposas de pescadores creen que tener un gato negro en casa asegura el regreso seguro de sus maridos.

Además de las creencias sobre los gatos negros, hay muchas otras supersticiones felinas. En Italia, por ejemplo, escuchar a un gato estornudar es presagio de buena suerte, mientras que en Normandía ver un gato de color carey se asocia con la muerte por accidente. En Japón, los gatos sin cola son apreciados porque se cree que tienen menos poderes para hechizar a los humanos, y los marineros llevan gatos tricolores a bordo para garantizar buenos vientos y buen tiempo.

En algunas culturas, los gatos se relacionan con el pronóstico del clima. En Europa, si un gato se lava detrás de las orejas, se espera lluvia. En otros lugares, como Indonesia y Malasia, bañar a un gato se cree que provoca lluvias. En Inglaterra, un gato mirando por la ventana también es señal de lluvia, mientras que si duerme con las patas bajo el cuerpo, se anticipa frío.

Finalmente, algunas supersticiones sugieren que los gatos tienen un papel en la vida doméstica. En los Países Bajos y Alemania, por ejemplo, se evita que un gato esté presente durante discusiones familiares, ya que se cree que puede esparcir rumores. Y en Irlanda, matar a un gato se considera una acción que trae 17 años de mala suerte.

Ya sea que creas o no en todas estas supersticiones, lo cierto es que los gatos han estado siempre rodeados de misterio. Así que, si tienes un gato, ¡cuídalo bien! Los ingleses dicen que si un gato abandona una casa, esta quedará maldita con enfermedades.

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